| |
Entre las diversas figuras martiriales que en los primeros siglos recibieron en la realidad o en la leyenda el nombre de Lucia, resalta la virgen y mártir de Siracusa, martirizada en la persecución de Diocleciano.
En el siglo IV se celebraba ya su festividad en Siracusa. Y con el tiempo resultó una santa muy popular en la Iglesia, que divulgó su nombre, multiplicó los templos y las nomenclaturas de lugares y de personas femeninas.
La tradición la hace mártir de la virginidad, por no haber consentido en el matrimonio concertado por su madre viuda. Los milagros que se realizaron sobre su martirio, convirtieron a muchos paganos, hasta que terminó degollada por el verdugo y según la tradición cegada.
|
|
|
|
|